Lectura Conjunta de Obsidian

domingo, 28 de febrero de 2016


Como todos ya sabéis, Oblivion sale a la venta el próximo 28/03/16 y, para prepararnos para su llegada, he pensado en realizar una lectura conjunta de Obsidian, dado que Oblivion es Obsidian desde el punto de vista de Daemon (parece un trabalenguas...jejeje)


¿Qué os parece?
Cada semana leeremos una cantidad determinada de capítulos que comentaremos posteriormente por Twitter.
Os dejo toda la información en el post que he publicado en el blog Saga Lux Spain
Espero que os animéis. Creo que es una forma bonita y divertida de prepararnos para este nuevo libro.
♥♥♥
¡Saludos y gracias, mis queridos CLAWD!

¡Portada de Struggle!

Ayer en la Apollycon se desveló la portada de Struggle, el tercer libro de la saga Titan


¿No os parece maravillosa?
De momento habrá que esperar todavía un año para tenerlo, pero no pasa nada, mientras tanto vamos a disfrutar de The Power, que acaba de salir a la venta y cuyo book-trailer podéis ver AQUI
¿Quién se ha leído o se está leyendo The Power?
Yo estoy esperando a que me llegue mi ejemplar en papel antes de lanzarme a leerlo...jeje
Podéis contarme cositas de vuestra lectura, pero SIN SPOILERS, por favor XD
♥♥♥

¡Fotos de la ApollyCon 2016!

Ayer tuvo lugar la Apollycon 2016, una concentración creada entorno a Jennifer L. Armentrout y su saga Titan, donde fueron también una gran cantidad de autoras invitadas.
La gente que tuvo el privilegio de ir conoció a JLA y demás autoras, además de encontrarse con Pepe Toth y Drew Leighty, modelos de las portadas de la saga Lux y la saga Titan, respectivamente.
Firmas de libros, swag, fiesta...
La verdad es que tiene pinta de que se lo pasaron genial.
Os dejo algunas fotos que JLA y algunos fans han compartido estos días...

JLA, Drew y Pepe firmando ejemplares
preparándolo todo


Drew y Pepe firmando ejemplares
JLA, Pepe, una fan y Drew
Drew, JLA y Pepe con otra fan
Drew, JLA y Pepe con otra fan
Una fan con Pepe Toth
JLA en la fiesta de la ApollyCon y Pepe de fondo ;)
Pepe y otra fan
JLA y otra fan
Jay Crownover y JLA

¡Ayyyyy lo que daría yo por poder ir algún año!

Adelanto de Torn

miércoles, 24 de febrero de 2016

¡Buenas tardes/noches!

Hoy os traigo un pequeño adelanto de Torn, el segundo libro de la trilogía Wicked, que JLA nos ha regalado a aquellos que estamos suscritos a su Newsletter.
Os lo dejo tanto en inglés como en español, para vuestro disfrute.
XD

Ren curled his hand around the nape of my neck, and the touch was so different from how the prince had done it. He turned me toward him, and I opened my mouth, but he lowered his to mine and kissed me.
  It wasn’t a soft kiss, but it was sweet and long. My lips parted, and I tasted chocolate on his tongue, which made me start to grin, but his arm circled my waist. He drew me against him. Out of instinct, I looped my arms around his neck. When he moved his mouth to the side, he kissed the corner of my lip.

I was a little breathless when he settled me back on my feet.

“You looked like you could use the distraction.”

“Oh,” I whispered. 


Ren me rodeó la base del cuello con su mano, y el roce fue tan diferente a como lo había hecho el príncipe. me volvió hacia él, y abrí la boca, pero él bajó la suya y me besó.

No fue un beso suave, pero fue dulce y largo. Mis labios se abrieron y saboreé el chocolate en su lengua, lo que me hizo empezar a sonreí, pero su brazo me rodeó por la cintura. Me apretó contra sí. Por puro instinto enredé los brazos entorno a su cuello. Cuando movió su boca hacia un lado, me besó la comisura de mis labios.

Estaba un poco sin aliento cuando me puso de nuevo sobre mis pies.

"Parecía como si necesitaras la distracción."

"Oh" susurré.

¡Ohhhhh me muero de ganas de leer Torn!
♥♥♥


Traducción: Bella Carstairs
Fuente: Jennifer L. Armentrout

fanArt: Seth

FanArt by Agustina Zanelli

Ayer fue el lanzamiento de The Power, el segundo libro de la saga Titan, y hoy os dejo este increíble fanArt de Seth que me ha dejado impresionada.
¿Habéis visto esa mirada?
Dioses, me encanta.

¡Os animo a compartir vuestro arte conmigo!
Me encantaría ver más obras de los fans, así que si tenéis algo guardado por ahí, podéis hacérmelo llegar a través de Twitter, facebook o mandando un email.

♥♥♥

Escena eliminada de Obsidian: Tortitas y Charcos

martes, 23 de febrero de 2016

¡Buenas! Hoy os dejo una nueva escena traducida, en este caso se trata de una escena eliminada de Obsidian.
Para vuestro disfrute.
Tenéis más escenas traducidas en la pestaña de EXTRAS
Y las tenéis todas en inglés en la cuenta de Wattpad de JLA

TORTITAS Y CHARCOS
(ESCENA ELIMINADA DE OBSIDIAN)

Hice todo lo que pude para ignorar a Daemon y al hecho de que era como un acosador/guardaespaldas mientras hacía una parada en la oficina de correos para recoger el correo.
Ignorarle no funcionó.

Se puso a mi altura, bajó la ventanilla y me miró con aquellos irreales ojos verdes. “¿Qué parte de ir derecha a casa no has entendido? Siento como si ya hubiéramos tenido esta conversación”

Lo hicimos.

Ayer.

“Puede que haya libros esperándome” Le dije.

Él suspiró. “Puede que haya Arums por ahí preparados para comerte”

“Tú estás aquí, así que no pasa nada.”

Su brillante mirada se fijó en la mía. “Sí, pero estoy intentando ser proactivo en relación a esto y no ser reactivo.”

Yo sólo estaba intentando revisar el correo, así que…

Él murmuró algo por lo bajini y entonces abrió la puerta, sacando su ancho y largo cuerpo. “Eres como un grano en el culo.”

Alzando la mano, me rasqué la mejilla con mi dedo medio.

Él arqueó una ceja. “Qué bonito, gatita.”

Sonriéndole dulcemente, me di la vuelta y me contoneé – sí, me contoneé – a través del aparcamiento y hasta la oficina de correos. El charco gigantesco que bloqueaba el bordillo y la entrada a la oficina de correos me impidió mi gran salida. Rodearlo requería más esfuerzo del que merecía la pena, por lo que simplemente salté sobre él, golpeando el agua.

Detrás de mí Daemon emitió un sonido. “Eres como una niña de dos años.”

Saltando el bordillo, le miré por encima del hombro y me dirigí hacia el edificio. Fui directa a mi taquilla de correos. Había unos cuantos paquetes.

“¡Yay” los abracé fuerte contra mi pecho. Quería abrir esos paquetes y ver qué me traían. No había nada como recibir un libro en el buzón y no saber cuál sería. Estaba sosteniendo un montón de regalos de navidad en mis brazos. Cerré la pequeña puerta y me di la vuelta.

Daemon me esperaba al final del pasillo, observándome con su verde mirada indiferente. Había algo en el modo en que me miraba que me hizo ser tremendamente consciente de mí misma. Pero esa mirada esmeralda no era sólo indiferente. Era diferente. Ardiente. Intensa. Pensé en la mañana de después del baile, despertándome en la cama con él y la sensación…

No iba a ir ahí.

Le pasé de largo, volviendo a mi táctica de ignorarle. Cuando estuvimos fuera, volví a convertirme en la niña de dos años y salté con ambos pies en el charco, enviando gotas de agua en todas direcciones.
“Jesús.” Él saltó hacia un lado, pero era demasiado tarde. Toda la parte izquierda de sus pantalones estaba empapada.

Le lancé una mirada mientras corría hacia mi coche, abría la puerta de atrás y empezaba a dejar los paquetes en el asiento. Supe exactamente cuando me alcanzó. No dijo nada, lo que era toda una sorpresa, porque Daemon siempre tenía algo que decir, pero pude sentirle cerca.

Daemon hizo un sonido profundo y gutural “Necesito tortitas.”

Dejé de colocar los paquetes en el asiento y le miré por encima del hombro. Estaba apoyado contra su SUV, con su cabeza echada hacia atrás. Me estaba observando – no, espera. No me estaba mirando a mí. Su mirada estaba dirigida muy por debajo del cinturón.

Rápidamente cerré la puerta y le enfrenté. “¿Estás mirándome el culo?”

Daemon no respondió, pero despacio, épicamente despacio, dirigió su mirada hacia la mía. Había una intensidad en su mirada, como si fuera un roce físico. Algunas partes de mi cuerpo hormiguearon, más en unas zonas que en otras. Especialmente cuando su mirada se detenía en ciertas áreas, como aquella que está por debajo de mi clavícula. Para cuando sus ojos encontraron los míos, había un tipo diferente de charco en el parking, un charco reluciente. La suave curvatura de sus labios hizo que los músculos de mi estómago se tensaran. “Yo no haría nada parecido.”

No le creí. De ninguna manera. Y estaba irritada, porque no me gustaba cómo su escrutinio me hacía sentir. Debería estar ofendida. No excitada. Espera. No estaba excitada. Para nada. Era un idiota. Un idiota que me había encendido como una pista de las Vegas y me había tocado mientras dormía. Un absoluto idiota.

Cara culo.

“Tortitas.” Dijo de nuevo.

“¿Qué es lo que te pasa con las tortitas? ¿Por qué sigues mencionándolas?”

“¿Tienes masa de tortitas en casa?” preguntó.

“Sí, creo que sí.”

“Bien.” Su sonrisa se ensanchó. “Me vas a hacer algunas tortitas.”

Le miré. “No voy a hacerte tortitas. Hay un Waffle House cerca. Eres bienvenido para ir y comprar unas tortitas…”

Daemon se lanzó hacia delante tan deprisa que cuando parpadeé ya estaba delante de mí, y odiaba cuando se movía así. También odiaba cómo me quedaba sin respiración porque estaba delante de mí.
“Sé que hay un Waffle House cerca, gatita. Pero no es lo que quiero.” Levantando la mano, me dio un golpecito en la nariz con uno de sus largos dedos. “Quiero que tú me hagas tortitas.”

Me eché hacia atrás, ceñuda. “No te voy a hacer tortitas.”

“Lo vas a hacer.” Se dio media vuelta , se dirigió a la puerta de su coche y se subió. Antes de que cerrara la puerta me sonrió. “Claro que vas a hacerme tortitas.”
 ♥♥♥
Yo te hago todas las tortitas que quieras, Daemon


Traducción: Bella Carstairs
Fuente: Jennifer L. Armentrout

YA A LA VENTA: The Power

¡YA ESTÁ AQUÍ!
Ya tenéis a vuestra disposición la segunda entrega de la saga Titan

El segundo libro de este spin-off de la saga Covenant promete ser una entrega llena de acción, pasión y mucho peligro...
¿estáis preparad@s?

Os dejo nuevamente la sinopsis del libro

With any great change, there is always strife, and the Covenant University has become the frontline between pure-bloods who want the Breed Order reinstated and the half-bloods who want the right to control their own destinies.

Fate has other plans.

The violence is escalating and war between the races seems inevitable, and it couldn’t come at a worse time. Hyperion may be out of commission, but Josie and Seth know they have only earned a reprieve.  Seth must get Josie fully prepared, which means controlling her newfound abilities, and they need to find the other demigods before the Titans do.

But the gods are sensing a greater threat.

Only one thing is more dangerous than a bunch of starved Titans, and that’s an out-of-control Apollyon. The aether in Josie is drawing Seth in deeper, and when lust mixes with love and gives way to power, he knows being close to her is not only dangerous to her, but to everyone around them, but letting her go requires a level of selflessness that just isn’t Seth’s style.

The paths taken in the past are becoming the roads of the future.

Just as chaos breaks out, familiar faces from the past return, complicating the already strained bond between Josie and Seth, and when the danger from the Titans erupts with devastating consequences, the dark allure of power calls to Seth again, but this time Josie might not be able to pull him back.

And when the struggle between power and love becomes the deadliest battleground, there may be no salvation.

Disponible en:


Si adquirís el libro tenéis hasta el 29/02/16 para rellenar
y participar en un pedazo de sorteo.
♥♥♥

También tenéis otro adelanto del libro en Vilma's book blog

Teasers de The Power

lunes, 22 de febrero de 2016

A tan sólo un día de que salga a la venta The Power, el segundo libro de la saga Titan que tiene como protagonista a Seth (saga Covenant), os traigo unos teasers que JLA nos ha ido dejando estos días.

Además también podéis leer un adelanto (en inglés) AQUI

Utilizar el éter era, bueno, como volver a casa al final del día y poder deshacerte de un sujetador por fin.
Era así de bueno.
No podía apartarme de Josie.
Había intentado ignorar lo que sentía por ella... Pero no había sido capaz de hacerlo.
Solamente esperaba que ella no acabara pagándolo con creces después.
Era hermoso.
Demasiado hermoso.
Como si sus facciones hubieran sido cuidadosamente encajadas, una colección de perfección... Lo que debía de ser.
Saber que tenía algo en común con los daimons era una de las cosas que me mantenía a raya, saber que esta cosa dentro de mí me mantenía encadenado.
Josie era la otra cosa.
Seth besaba como un hombre que estuviera saliendo de una extrema sequía.
Bebía a sorbos y saboreaba, extrayendo cada beso fuera de mí.
Cerrando los ojos, presioné mi frente contra un lado de la suya.
Maldita sea. Sabía tres cosas en ese momento.
No me merecía aquello.
No la merecía a ella.
Y no tenía el corazón de decirla que este cumpleaños probablemente sería nuestro primer y último.
Ayyyyyy
♥♥♥
Me muero de ganas por leer este libro.
VA A SER INCREÍBLE.
Todavía podéis comprarlo y hasta el 29 de febrero rellenar ESTE FORMULARIO y entrar en un pedazo de sorteo increíble. No os lo perdáis.

Escena Extra: Roth (White Hot Kiss)

sábado, 20 de febrero de 2016

Lo prometido es deuda y hoy os dejo una nueva escena de Roth de White Hot Kiss, el primer libro de la saga The Dark Elements.

Espero que os guste.
Tenéis todas las escenas en inglés en la cuenta de Wattpad de JLA.

ESCENA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE ROTH.

WHITE HOT KISS
Tener a Layla en mi apartamento – la única estructura con cuatro paredes – que reclamaba como mi hogar me hacía sentir extraño. Cada célula de mi cuerpo estaba estaba extremadamente alerta de cada respiración que ella hacía, de cada vez que se movía, aunque sólo fuera un poco. Que ella estuviera aquí hacía que mi piel hormiguease para cambiar de forma.

Y tío, había como mil cosas mal en ello.

Layla se sentó en el borde de la cama mientras yo colocaba las cajas con los restos de comida en el frigorífico. Me quité las botas, mirándola por el rabillo del ojo. Estaba jugando con las mangas de su camiseta y después sus manos fueron a los extremos de su cabello, jugando con los pálidos mechones rubios.

Arqueé mi cuerpo hacia ella sin apenas darme cuenta, mi cabeza inclinándose hacia un lado. La parte depredadora de mí inhaló en profundidad, saboreando la esencia cítrica de los nervios. Una parte de mí quería abalanzarse, pero la otra parte – el extraño que parecía haber trepado dentro de mí – se mantuvo al margen.

Su mirada voló hacia mí y después se apartó, asustadiza como un potro recién nacido. Los demonios como yo se alimentaban de las emociones humanas, especialmente de las derivadas de la debilidad o similar. Estaba en mi naturaleza abusar de ello – abusar de ella.

Ni una sola parte de mí era humana y mi verdadera naturaleza no estaba domesticada, pero estar cerca de ella era… diferente.

Me apoyé en la pared, sonriendo un poco cuando la vi ponerse rígida “Estás nerviosa”

Alzó su pequeña y respingona naricilla. “No. No lo estoy."

El dragón de mi estómago cambió de posición en respuesta a su negación y yo me reí “Puedo oler tu nerviosismo, Layla. No puedes mentir sobre ello.”

Arrugó su nariz mientras se llevaba las rodillas al pecho, rodeándolas con los brazos. “¿Tú no estás nervioso? ¿Y si la Llave no está allí? ¿Qué pasa si lo está pero está custodiada? Dudo mucho que podamos simplemente llegar y cogerla.”

Como si me preocupara eso.

“No estaba hablando de eso.” Me aparté de la pared, encaminándome hacia ella. La esencia cítrica se intensificó y caminé más despacio. Me senté a su lado y puse mis manos cerca de sus pies desnudos. Pies pequeños y dedos pequeños. Pintados de rosa. Demonios, todo lo relacionado con ella era pequeño. Todo excepto su personalidad y su valentía. “Pero respondiendo a tu pregunta, no, no estoy nervioso. No importa con lo que nos encontremos, seré capaz de hacerle frente.”

Sus labios se fruncieron “Bueno, ¿no eres super especial? ¿No eres un poquito arrogante?”

“Soy especial de muchas maneras, ya lo sabes.” Me acerqué más, ya que parecía no poder evitarlo y no es que lo estuviera intentando, y puse mi barbilla sobre sus rodillas. La esencia cítrica se intensificó y después se difuminó. Interesante. “Estás nerviosa porque estás aquí conmigo.”

Sus labios rosados se abrieron y Demonios, recordé cómo sabían y se sentían esos labios. Había pasado una preocupante cantidad de tiempo pensando sobre esos labios.

“Me pones nerviosa” dijo ella.

Mi boca se curvó en una sonrisa mientras me enderezaba, alineándome con el objeto de mi obsesión “Deberías estar nerviosa.”

“Eso es tranquilizador.” Ella se mantuvo en su sitio.

Me carcajeé y me giré. Fui hacia las estanterías llenas y deslicé los dedos sobre los lomos hasta que encontré lo que buscaba. Mirando por encima del hombro, vi como el sonrojo se extendía por sus mejillas. “¿Una película?”

Ella asintió.

Una vez puse la película, me estiré sobre la cama y esperé. No tardó ni un minuto.

“¿Pactar con el Diablo?” dijo.

Sonreí con suficiencia.

“Bonita elección.” Sacudió la cabeza y su perfume me bañó. Una mezcla de vainilla y melocotones. Me gustaba. Me gustaba mucho. Porque ahí abajo en el Infierno, todo huele a sulfuro y a sangre.

Hogar dulce e inquietante hogar.

“Sólo disfruta de ella” dije.

Layla se concentró en la TV, pero sabía que no estaba prestando atención. No durante mucho tiempo. Estaba tan tensa que estaba esperando que se saliera de su piel, pero pasado un tiempo su ansiedad se calmó y se convirtió en algo… diferente.

Inhalé y mi corazón golpeó contra las costillas. Una esencia dulce y fuerte envolvió a mis sentidos.

Wow.

Mi corazón siguió golpeando más, seguido por mi pulso. Mi mirada se deslizó sobre ella, viajando sobre sus mejillas suavemente sonrojadas. Sabía casi con certeza lo que estaba pensando. Maldita sea, sabía perfectamente dónde estaba yendo su mente.

Cada músculo de mi cuerpo se tensó cuando ella respiró profundamente y después se tumbó a mi lado. Mi pecho se quedó quieto. Respirar estaba sobreestimado. ¿Estaba ella…?

Se acercó más, presionando su muslo contra el mío y poniendo una de sus pequeñas manos sobre mi pecho, y por el amor de todas las cosas profanas, la respuesta de mi cuerpo batió como el viento perseguido por las llamas del Infierno.

Layla no se movió. Yo seguía sin respirar y sabía – sabía- que ella era totalmente inocente y no tenía ni idea de lo que estaba empezando, de la puerta que estaba abriendo.

“Layla…”

Asustada, levantó la mano, pero moviéndome más rápido que una serpiente, la cogí de la muñeca “¿Qué estás haciendo?” pregunté.

Su pecho se alzó repentinamente pero no respondió. No hacía falta. La densa y rica esencia me lo dijo todo. Me giré, poniéndola de espaldas y presionándola, mis brazos rodeándola debajo de mí.

Nuestras miradas colisionaron. Sus ojos estaban tan abiertos y todo sobre lo que tenía curiosidad estalló en sus pálidos ojos grises. Un estremecimiento me atravesó mientras me echaba hacia atrás. Una gran parte de mí quería devorarla.

En más de una manera.

“Soy un demonio, Layla. Lo que veo en tus ojos y lo que siento en tu cuerpo es algo que tomaré. No te equivoques. Te daré una oportunidad. Cierra los ojos y lo dejaré pasar.”

Pero ella no cerró los ojos.

Una serie de hormigueos punzantes se arremolinaron en mi columna. No sabía lo que era, pero una vocecilla en el fondo de mi cabeza me advirtió de ir despacio, de controlar mis instintos primarios. Extraño. En toda mi vida nunca me importaron una mierda las preocupaciones, miedos, inquietudes o la falta de experiencia. Nunca antes.

¿Pero con Layla?

Pensaba demasiado.

Bajé mi boca hacia la suya y la besé. Nada de la mierda de aquél primer beso. Tomé su boca y cuando ella gimió, estuve a punto de perder el control. Sus emociones estallaron por todos lados cuando ella sintió el piercing de mi lengua.

Alzó sus manos, enterrándolas en mi cabello. Cuando ella tiró, una chispa de dolor me hizo soltar un profundo rugido. Deslicé mi mano por su hombro, su cintura para rodear su muslo y ponerlo sobre mi cintura. Ella jadeó dentro del beso mientras nos apretábamos y no le quedó ninguna duda de que yo estaba sintiendo esto. Realmente lo estaba sintiendo.

Pero quería más. Infiernos, siempre quería más.

Mi mano se coló por debajo del borde de su camiseta. Con el primer roce con su piel desnuda contra mi mano, sentí como si no hubiera tocado a una chica antes. Patético. Un poquito preocupante. Pero todo en lo que podía pensar era en lo suave que era su piel.

Y de repente se giraron las tornas. Bam. Así sin más.

Su cuerpo cambió debajo del mío, acercándome más a ella, y mientras sus manos se deslizaban sobre mi estómago, todo el aire que estaba aguantando salió en un gemido ronco. Su toque era vacilante e inseguro al principio y aquello me desarmó más que la más experta de las caricias podría haberlo hecho.

Me aparté, quitándome la camiseta por la cabeza y echándola a un lado, dejándola más acceso. Sus ojos viajaron despacio por mi cuerpo, tocando cada marca de mi piel, vacilando sobre algunas áreas, especialmente donde descansaba el dragón.

Cuando su mirada se encontró con la mía, algo se sacudió dentro de mí. No lo entendía. No quería pensar sobre ello. Volví a unir nuestras bocas y la tumbé de nuevo, luego volví a levantarme y dejé un beso sobre cada una de sus mejillas y en cada centímetro mientras envolvía su precioso rostro.

Me perdí en la sensación de sus labios por un momento y entonces mis manos se sacudieron cuando tiré de su jersey, dejándolo caer junto con mi camiseta. Ella estaba totalmente inmersa, deslizando las yemas de sus dedos hacia el botón de mis vaqueros. Oh sí, mi cuerpo se puso en marcha y se percató de hacia dónde se estaba dirigiendo ella.

Y entonces hice la cosa más extraña.

Tomándola de las manos, se las aparté y entonces fueron las yemas de mis dedos las que empezaron a explorar. Pero los sonidos que emitía y cómo se movía, me marearon. Maldita sea, podía sentir cómo se me tensaba la piel y cada pocos segundos una oleada me recorría el cuerpo.

Mi cuerpo crujió y sabía que la estaba aplastando contra mí, pero no podía evitarlo. Nuestros cuerpos estaban juntos en todos los lugares correctos. Mis caderas empujaban contra las suyas, imitando lo que estaba deseando hacer. La sensación de su piel contra la mía me dejó temblando. Nadie… nadie tenía esa clase de poder sobre mí, pero cuando la volví a besar, cuando nuestros labios se fundieron y cuando el beso se calentó y profundizó, fue la primera vez que saboreé el cielo.

Sus dedos se clavaron en mis brazos mientras mi mano se deslizaba hacia abajo, por debajo de su pecho, alrededor de su ombligo y más abajo… y abajo se frenó. Observé, cautivado, incapaz de apartar la mirada mientras ella se tensaba y sus pupilas se dilataban.

“Roht, yo… No sé si…”

“Está bien” dije, mis labios rozando los suyos y Infiernos, estaba bien. No lo entendía. Mi cuerpo no estaba de acuerdo, pero yo lo estaba – realmente lo estaba. “Esto es sobre ti. Sí, esto es solamente sobre ti.” La verdad fue como un puñetazo en el pecho. “Me desarmas. No tienes ni idea de cómo me desarmas.”

Layla respiró irregularmente y se atragantó, y entonces le probé mis palabras. Esto era únicamente para ella y me vanaglorié en ello. ¿Tocarla de esta manera? ¿Sostenerla mientras su cuerpo se rendía? ¿Escuchar los sonidos que hacía? Sí, esto era sobre ella y merecía la pena.

Entonces ella gimió y yo también – Infiernos – Sabía cómo debía de sonar el cielo.  Estaba alucinado. Hecho pedazos. Totalmente destrozado. No sabía quién o qué era. Todo lo que podía hacer era sostenerla y esa parte dentro de mí, esa nuevo y extraño aspecto, amó aquellos momentos que sentí como una eternidad pero que no eran lo suficientemente largos. Al final me levanté, separando nuestros cuerpos sólo unos centímetros.

Nuestras miradas se encontraron y sus labios curvados se alzaron un poco en las comisuras, y algo se rompió dentro de mí. O a lo mejor no era algo que se rompiera. Sino algo que se reconstruyó, como si me estuviera rehaciendo en algo totalmente nuevo. Algo en lo que no tenía experiencia.

Rocé con mis dedos su cálida mejilla “Lo que daría…”

No había forma de terminar aquél pensamiento. No en voz alta. No sabía demasiado en aquél momento, pero sabía que daría mi vida por ella.

Y eso era realmente épico.

Los demonios nunca sacrificaban nada por nadie.

La besé en la frente y me puse de espaldas, acercándola a mi lado de modo que no había forma de saber dónde acababa ella y dónde empezaba yo.

Alzando la mano cuando ella empezó a acercarse más, respiré varias veces en profundidad. “Necesito un minuto.”

Layla empezó a echarse hacia atrás.

La sostuve con fuerza, manteniéndola a mi lado. “Vale. Puede que necesite más de un minuto.”

Mientras esperaba a que mi respiración se calmara, pensé sobre esto. Esta atracción. Esta necesitad. Este Algo tan fuerte. Oh, probablemente era algo malo, muy malo. Los demonios no amaban. Nos obsesionábamos. Teníamos fijación. Empezaba a sentirlo. La necesidad de tenerla cerca, de ocupar todo su cuerpo, pero algo de todo esto era diferente a como lo imaginaba. Para empezar, no quería agobiarla. No quería tomar toda su vida. De nuevo, iba en contra de mi naturaleza.

“¿Por qué… por qué has parado?” preguntó.

“No lo sé” reí “No tengo ni idea, pero está bien. Sí, todo estará bien.”

Y por primera vez deseé poder rezar. Que pudiera rezar para que todo estuviera bien. Para ella. Para nosotros. Pero incluso si pudiera rezar, sabía algo que la mayoría de los mortales y Wardens se atrevían a aceptar.

Las oraciones… a veces no eran respondidas.

O la respuesta era una que nunca nos hubiéramos imaginado.

Roth
♥♥♥

Os recuerdo que Plataforma Neo nos traerá en español White Hot Kiss en otoño de este mismo año.
¿Quién está impaciente?



Traducción: Bella Carstairs
Fuente: Jennifer L. Armentrout

Escena: Daemon ve a Katy en la biblioteca

jueves, 18 de febrero de 2016

Hoy os traigo una nueva escena de las que JLA compartió en su cuenta de Wattpad.
Traducida y recién salida del horno para todos vosotr@s
Esta escena está escrita desde el punto de vista de Daemon y aparece o aparecerá, si no me equivoco, en Oblivion.

¡Que la disfrutéis!

DAEMON VE A KATY EN LA BIBLIOTECA

Iba a estrangular a mi hermana.

No tenía ni idea que lo de “permanecer en casa” iba a ser tan difícil de conseguir cuando ella estuviera con Kat. Tan pronto como estaban juntas, el sentido común caía en picado desde la azotea de un edificio cercano.

Hoy no estaban en casa.

Las había estado observando desde la ventana del salón. Pasados quince minutos desde que llegamos del instituto, la puerta principal de la casa de Kat se abrió y, como esperaba, salieron, directas hacia el coche de Kat.

Los brazos de Dee estaban vacíos, pero Kat llevaba una pila de libros. Los puso con cuidado en el asiento trasero del coche. Me sorprendió que no les pusiera el cinturón de seguridad.

Kat se puso tras el volante y Dee se subió al asiento del copiloto. Mientras Kat sacaba el coche del camino de entrada, resistí el impulso de golpearme la cabeza con la ventana y me aparté del cristal.
Salí fuera y troté por el porche, sumergiéndome en la tenue luminosidad del sol de la tarde. El coche de Kat desapareció de la vista. Crucé la calzada y empecé a correr una vez estuve entre los árboles.

Tomando mi verdadera forma, las seguí hasta la ciudad. Me sentía como un maldito acosador, e iba a culpar a mi hermana por ello. No tendría la necesidad de seguirlas si se hubieran quedado en un lugar hasta que el halo desapareciera. Hasta entonces, estaría literalmente a unos pocos pasos detrás de ellas. No permitiría que mi hermana acabase herida.

Y también mantendría… a Kat a salvo.

No podía decir que me sorprendiera cuando Kat aparcó en un lugar cerca de la biblioteca, no muy lejos de donde la atacaron.

Disminuyendo la velocidad, me mantuve a un edificio de distancia. Lo último que necesitaba era a Kat viéndome. Salieron del coche, y Kat abrió la puerta de atrás, cogiendo los libros. Pensando que Kat iba a devolverlos a la biblioteca, esperé hasta que entraron en el edificio antes de acercarme más.

¿Cómo podía leer tanto esta chica? Había un montón de pilas de libros por toda su casa; podría tener su propia biblioteca. ¿Y añadiendo todo eso a los libros que leíamos en el instituto?

Kat era una auténtica friki.

Por alguna razón, las comisuras de mis labios se alzaron en una sonrisa irónica mientras caminaba por un lado de la biblioteca. Desde mi posición aventajada podía verlas sin que me vieran.

Me apoyé sobre la pared de ladrillo. Tío, ahora sí que era un auténtico acosador. Sacudiendo la cabeza, saqué mi móvil. Las cosas que tenía que hacer para proteger a mi hermana. Cliqueando sobre una aplicación, abrí el Candy Crush.

El nivel 852 era un auténtico cabrón.

Unos quince minutos más tarde, escuché la risa ronca de Kat. El hecho de que reconociera su risa me molestaba. Cerrando la aplicación, deslicé mi móvil en el bolsillo y me dirigí hacia la esquina del edificio. Unos segundos más tarde las vi llegando a la acera.

Me puse rígido.

Dee miró alrededor, e incluso aunque no podía verme a través de la parte posterior de su cabeza, podía sentir que estaba cera. Iba a tener que aguantar mucha mierda después, pero que estuviera por ahí con Kat cuando ésta parecía una maldita bombilla era peligroso.

Mi hermana se aclaró la garganta. “Entonces, ¿por qué has llevado todos esos libros a la biblioteca y los has puesto al azar en las estanterías?”

Pestañeé. ¿Cómo?

Kat volvió a reírse y observó a Dee. Llevaba dos libros más, los debía de haber cogido ahora. De nuevo, ¿Cómo demonios podía leer tanto? Era como un superpoder.

Un superpoder friki.

“Es algo que mi padre y yo solíamos hacer antes…antes de que enfermara.” Trasladó los libros a un solo brazo “Él creía en compartir los libros que más te gustaban, para que otras personas pudieran experimentarlos también. Es algo que seguí haciendo después de que muriese, pero no había tenido la oportunidad de hacerlo desde que me mudé aquí. Sé que es un poco cursi, pero… es una forma de honrarle. Al menos para mí.”

“No es cursi. Para nada.” Respondió Dee, sonriéndola.

Cruzaron la estrecha calle, y no pude escuchar lo que estuvieran diciéndose. No importaba que no pudieran, porque la estaba observando y estaba pensando en… en Dawson.

En cómo seguía pasando al menos un día a la semana viendo cualquier cosa en la televisión que estuviera relacionado con fantasmas, porque era lo que solía hacer con Dawson. Sí, no era tan desinteresado como lo que Kat hacía, pero era lo mismo.

Estaba honrando la memoria de su padre.

Yo estaba honrando la de Dawson.

Y podía respetarlo. Nada de ello era cursi, porque eran esas cosas las que ayudaban a aligerar la pena de perder a alguien que formaba parte de tu vida.

Le di muchas vueltas a aquello en la cabeza mientras volvía a casa y después, en mitad de la noche, cuando no podía dormir y decidí salir a patrullar en vez de quedarme mirando al techo, pensé en lo raro que era.

Kat, una pequeña humana friki, y yo, un para nada pequeño humano friki, teníamos algo en común. No era un vínculo superficial como disfrutar con las mismas películas o programas. No. Esta era la clase de similitud que nadie, humano o Luxen quisiera compartir, pero nosotros lo hacíamos, a pesar de todas nuestras diferencias.

Y eso la hacía más… real para mí.

Estoy deseando que Oblivion llegue el 28/03/16 y echarle el guante
♥♥♥


Traducción: Bella Carstairs
Fuente: Jennifer L. Armentrout

Escena extra de Roth. The Dark Elements

jueves, 11 de febrero de 2016

Buenooooooooooo...me ha llevado toda la tarde, pero aquí os la dejo. Una nueva escena extra que podéis leer en inglés AQUI y que os dejo traducida, para todas las fans de Roth.
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Di un paso atrás y miré hacia el bar, esperando encontrar a Layla sentada allí, tan incómoda como un ángel cenando en el Infierno. Con su pelo rubio platino y sus enormes e inocentes ojos, era lo que parecía. Pero no estaba allí.

“¿Qué demonios?” frené, mirando la pista a mi alrededor.

Cayman levantó la vista tras la barra “Está… bailando.”

Mi cuerpo se tensó. “¿Qué? Se suponía que ibas a vigilarla.”

“La vigilé. Pero no dijiste nada de detenerla.”

Oh, por el amor de todo lo profano de este mundo y más allá. Le eché una mirada envenenada que prometía venganza y me hice camino a través de la atestada pista de baile, oteando los más oscuros reservados del club. Pasaron unos cuantos segundos antes de que la encontrara.

Lo que vi me dejó paralizado.

Para el mundo de fuera, parecería como si Layla estuviera representando la fantasía de un adolescente. Se había alzado sobre la punta de sus pies, su cabeza inclinada de tal manera que parecía como si estuviera besando. La cabeza de otra mujer estaba más baja, sus bocas demasiado cerca.

Layla se estaba alimentando.

Una mezcla extraña de emociones se arremolinó en mi interior. Mi parte demonio, mi verdadera naturaleza, lo aprobaba. Estaba dentro de mí, sonriendo de oreja a oreja. Estaba emocionado y sí, un poco excitado. Pero la otra parte – una parte que no terminaba de reconocer, sentía miedo. Si Layla se alimentaba y los otros Wardens lo descubrían, todo se habría acabado para ella.

Aun así, había una parte de mí que quería que ella se rindiera a su parte demonio, que quería que ella fuera mala y que lo disfrutase. Las comisuras de mis labios se alzaron.

Entonces vi al íncubo.

El hombre estaba detrás de ella, sus manos sujetando sus brazos, y el gesto que tenía su rostro fulminó cualquier tipo de aprobación que estaba hirviendo en mis tripas. La estaba tocando, y eso no me gustaba. La ira fue como una ola de fuego.

No había una sola parte de mí que no se diera cuenta que el hecho de que fuera a detener aquello tenía que ver con el íncubo y no con lo que Layla estaba haciendo.

Acortando la distancia, agarré a la mujer por el hombro y la aparté de Layla, rompiendo la conexión. Un rápido vistazo me dijo que el alma de la mujer estaba…prácticamente intacta.

La cogí por la barbilla y la obligué a encontrar mi mirada. En el momento en que la mujer lo hizo no pudo mirar a otro lado, y lo que dije no podía ser deshecho. “No recordarás nada de eso” dijo “Abandona este lugar. Ve a casa y no vuelvas nunca. ¿Me has entendido?”

La mujer se tambaleó hacia un lado cuando la solté, y sin mirar atrás se mezcló entre la densa multitud que nos rodeaba.

Una risita como de huesos secos escapó del súcubo. “Acabas con toda la diversión. Ella no dijo que te perteneciera.”

Mi mirada osciló hacia Layla. “Ella no os pertenece a ninguno de los dos.”

Layla suspiró como un gatito después de que le acaricien la barriguita. Era extrañamente adorable. “¿Dónde has estado todo este tiempo? Han pasado horas y horas.”

Exasperado con el giro de los acontecimientos, apenas pude gritar “Sólo me he ausentado diez minutos” dije, y cuando Layla puso un mohín – realmente lo hizo – me llevé la mano al pelo “Mierda, Layla… ¿No te dije que te quedaras quieta? ¿Que no bailases?”

Se rió, pero su risa fue como un carillón. “Ellos me obligaron.”

“La invitamos” corrigió la súcubo. “No la obligamos a hacer nada. Sabemos cuáles son las reglas.”
“Ella sólo quería probar” añadió el íncubo. “No le hicimos daño. ¿Lo hicimos, amada hermanita?” Se acercó, tocando el brazo de Layla.

Oh, Infiernos, no.

Saltando hacia delante, le agarré por la garganta y le alcé del suelo. Clavé mis dedos, justo en el lugar preciso “¿Qué acabas de llamarla?”

Escuché el siseo de la mujer y sonreí fríamente a los ojos del hombre. “Da un paso hacia mí, y le rompo el cuello a tu hermano. No la vuelvas a tocar nunca.” Presioné un poco más, señalando mi punto. “No sois bienvenidos aquí de ahora en adelante.”

“No nos puedes desterrar.” Exclamó la hermana. “No eres un Rey.”

Casi me reí cuando solté al hombre y encaré a la mujer. “Tal vez no lo sea, pero puedo arrancarte el corazón y dárselo de comer a los Hellions. ¿Qué tal te suena eso? ¿Te apetece unirte a esa fiesta?”
La mujer dio un paso atrás, tomando a su hermano del brazo. Sabían que me estaba tirando un farol. Mientras se largaban, me di la vuelta hacia Layla. Ella vagó hacia la elevada plataforma.

Oh, Señor.

Fui hacia ella y la rodeé por la cintura con el brazo, parándola antes de que se subiera y empezara a quitarse la ropa. Aunque pensándolo mejor…

Suspiré. Malo Roth. “¿Dónde vas, pequeña?”

Se apoyó sobre mí, y mi corazón hizo algo divertido en mi pecho “No lo sé. Me siento…realmente bien.”

“Lo haces.” Dije. Dios, se sentía genial contra mí, confiada, suave y cálida. Pero estaba borracha, muy borracha. “Casi matas a esa chica, pequeña. No debería haberte dejado sola.”

Sus hombros se alzaron cuando osciló una mano frente a su rostro. Alcé una ceja. “¿Qué estás haciendo?”

Se contoneó hasta que se puso enfrente de mí. “Creo que puedo ver mi alma.”

“¿Puedes?” pregunté “¿Puedes ver la de alguien más ahora?”

“No, pero la mía es blanca” Me sonrió, y fue una sonrisa hermosa. “Eso significa que mi alma es pura.”

No pude evitarlo. Mis labios se alzaron por las comisuras. “Los demonios no pueden tener almas puras.”

Layla me estudió por un momento y entonces puso su rostro sobre mi pecho. “Entonces no puedo ser como tú.”

“Oh, wow, estás por las nubes” necesitaba sacarla de allí rápido, antes de que se metiera en más problemas. La levanté, en caso de que decidiera iniciar una carrera salvaje. “Arriba”

Echó la cabeza hacia atrás, riendo con fuerza “¿Qué estás haciendo?”

“Llevándote a algún lugar donde no te metas en más problemas” Atravesé la multitud mientras ella decía algo sobre gente andando por el techo. La coloqué mejor, y respondí a sus preguntas mientras la subía por las escaleras hacia mi loft. Me imaginé que al menos allí no podría absorber el alma de nadie.

No había ni una pequeña pedazo de mí que no estuviera realmente divertido por el modo en que pataleaba con sus pies y seguía parloteando. La seguía observando, dándome cuenta de que no la había visto nunca tan relajada y feliz. Era una auténtica lástima que tuviera que absorber un alma para verla así.

Cuando llegué al pasillo que llevaba hasta mi loft, ella chilló y se puso a dar palmas, su mirada fija en los demonios guardianes que custodiaban la puerta. “¡Quiero acariciarlos! ¡Son tan pequeñitos!”

Suspiré. Ahora mismo, aparentaban ser perros miniatura “Me han dicho que el tamaño no importa.”

“Alguien te ha mentido.” Replicó ella.

“Ah, puede ser.” Con cuidado la puse de pie, pero mantuve un brazo sosteniéndola. “Pero ten en cuenta que las apariencias engañan.”

Ella sonrió “Podría llevarlo en un bolso, como… como en uno de esos bolsos caros.”

Ambos guardianes se habían alzado y se estaban levantando, sus orejas echadas hacia atrás y gruñendo. La verdad es que resultaban ridículos. “Me parece que no les gusta cómo suena eso.”

Layla se carcajeó. “¿Y qué van a hacer? ¿morderme los tobillos?”

La puse contra mi costado, incapaz de ignorar el modo en que ella parecía encajar perfectamente debajo de mi brazo. Noté el momento exacto en que ella también se dio cuenta, y cerré con fuerza la mandíbula. Se giró hacia los lados, sus pálidos ojos azules confusos mientras ponía sus manos sobre mi pecho. Mi corazón saltó.

A mis perros no les gustó nada eso.

Uno chilló y el otro soltó un rugido como los de Godzilla. Layla miró alrededor cuando los guardianes revelaron su verdadera forma. Eran enormes, tan grandes como osos, con colmillos escarpados.

“Puta mierda” susurró Layla.

“Sentaros” ordené, poniéndome delante de Layla. “Vos mos non vulnero suus!

Inmediatamente retrocedieron y se sentaron. Los perros eran un poco aterradores, pero eran listos y leales.

Miré por encima del hombro a Layla, sonriendo con suficiencia. “Tienes razón. El tamaño importa. No te harán daño. Vamos.” Le ofrecí mi mano.

Su pequeña mano encajó con la mía y la hice pasar a través de la puerta. Bluebelle, el más tonto de los dos perros, se puso patas arriba. Me arrodillé, acariciando su barriga. “Eres un buen chico ¿Quién es un buen chico?”

“¿Cómo se llaman?” preguntó ella.

“Éste es Bluebelle y aquél de ahí,” señalé al que había estado olisqueando su pierna. “Es Flor”

Arrugó la nariz “¿Qué es lo que te pasa con la película Bambi?”

Me levanté. “Es un clásico Americano.”

Cerró sus ojos y sonrió con ganas. “Eres ridículo.”

Mi mirada vagó por su rostro relajado y caminé hacia delante, levantando mis manos para tomarla de las mejillas. El deseo de tocarla, de juntas nuestras bocas me golpeó en las tripas. Con un gran esfuerzo, bajé mi mano de nuevo para sostener la suya y le di un ligero apretón. “Abre los ojos, pequeña.”

Sus espesas pestañas se alzaron. “¿Por qué?”

“Necesitas ver por dónde vas.” La hice pasar a la estancia, encendiendo las luces mientras cerraba la puerta detrás de nosotros.

Layla se alejó flotando de mí, quitándose los zapatos y después los calcetines. Levanté las cejas al verlo. Mona. Demonios. Era mono, el modo en que sus movía sus dedos en la alfombra.

“Creo que estoy hambrienta.” Anunció.

Yo también lo estaba, pero no de comida. “Haré que nos traigan comida.” Mi voz sonaba áspera cuando me alejé, quitándome la camiseta y tirándola a un lado. “Tengo un poco de todo. Hamburguesas. Patatas fritas. Chicken tenders…” Cuando me di cuenta de que Layla se había quedado donde estaba, me paré. Un cálido temblor danzó por mi piel. El modo en que me miraba se coló dentro de mí. El hambre que sentía estaba en su mirada.

Sonreí . “¿Ves algo que te guste?”

Sin darme cuenta de lo que estaba haciendo, acabé a unos pocos pasos de donde estaba ella. Me cosquilleaba la piel ante la posibilidad del contacto. “Lo siento. No soporto el olor del humo. ¿Te molesta?”

Sacudió su cabeza. “No.”

“¿Entonces no te importaría cambiarte?” Sabía que no debía, pero ¿Cuándo no había hecho yo lo que deseara? Rodeé los cordones que colgaban del cuello de su sudadera con los dedos. “Apesta a Sucky e Inky”

Era verdad. Bueno, más o menos. Simplemente quería que se la quitara.

Lo que estaba haciendo era peligroso y estúpido, y lo sabía, pero le bajé la cremallera. El dorso de mi mano rozó la piel de debajo de su garganta y sus pechos se alzaron cuando respiró profundamente. Dejé que la sudadera cayera al suelo.

Y entonces me embebí de las vistas.

Layla llevaba puesto alguna clase de camiseta de tirantes que se ceñía a cada curva y cada valle. Si antes pensaba que tenía hambre, ahora estaba famélico – famélico de ella. Algunas veces ni siquiera yo sabía por qué me afectaba tanto. Podría haber tenido a quien quisiera y no habría ataduras, sin preocupaciones. Pero con Layla… había de todo.

“Precioso” llevé mi dedo sobre el extremo del lazo. “¿Cómo se llama?”

Sabía perfectamente cómo se llamaba.

“Es una… camisola” hizo una pausa. “¿Roth?”

Llevé mi mirada hacia la suya. Pasó una eternidad. “¿Layla?”

Abrió su boca, pero entonces se sobresaltó y miró hacia abajo. Nitro estaba a sus pies y, distraída, se inclinó hacia él, parando segundos antes de cogerlo. “No. Te recuerdo. Gatito malo.”

El pelaje blanco se erizó en el lomo de Nitro. Siseó y voló debajo de la cama. “Veo que has aprendido de tus errores, pero creo que has ofendido a Nitro.”

“Esos gatitos tienen la rabia.” Se levantó y se tambaleó hacia un lado.

La sostuve poniendo una mano en su hombro. Me preocupé. “¿Estás bien?”

“Sí… estoy bien. Esto me sucede después de…” Dejó la frase en el aire, mirando hacia la cama.

“¿Después de alimentarte?” terminé por ella. Su mirada volvió hacia mí, y se estremeció, pero no en el buen sentido. “No tomaste su alma, pequeña.”

Su labio inferior tembló. “Ella estaba bien, ¿Verdad?”

“Sí.”

“Y si ella estaba allí abajo significa que era mala, ¿Verdad?”

De alguna manera estaba más cerca, mis labios cerca de su mejilla. “Sí.”

“No quiero pensar en esto.”

“No tienes que hacerlo. ¿Quieres sentarte?” le ofrecí.

Layla se apartó de mí, prácticamente lanzándose sobre la cama. Inmediatamente se hizo una bola y yo me ocupé de la comida, riéndome cuando se tumbó de espaldas y se puso a cantar.

“Llévame abajo, a Paradise City donde la hierba es lo que sea…y los chicos son guapos…”

Sacudiendo la cabeza, me recliné sobre la pared mientras esperaba y simplemente…simplemente la observé. La versión de Layla de Paradise City era un auténtico desastre, pero Demonios, en esos momentos, sentí… bueno, no me sentí como el Príncipe Asharoth. No estaba seguro de cómo me sentía.

Cuando apareció Cayman con la comida, me dirigió una mirada. Le dediqué rápidamente mi dedo medio y entonces le arrebaté la comida.

“Lo que tú digas.” Murmuró, girándose “Es su funeral.”

Las palabras me congelaron mientras llevaba la bandeja a la cama.

Layla se sentó, ceñuda. “¿Me he quedado dormida? Me ha dado la sensación de que habían pasado segundos desde que cerré los ojos.”

Reí y puse la bandeja entre los dos. “No. Estabas sentada ahí cantando.”

“¿Lo estaba?”

“Sip. Paradise City” sonreí “Creo que te estoy influenciando.”

Layla me sonrió a su vez, y fue como si estuviéramos compartiendo alguna clase de gran secreto. Una vez quité las tapas, devoramos la comida y mientras limpiaba, Layla se recostó y se palmeó el estómago. “Mi tripa está feliz.”

“Apuesto a que sí.” Me lavé las manos y volví a la cama. Tenía los ojos cerrados de nuevo, sus sonrosados labios entreabiertos. Me senté a su lado y apoyé una mano sobre su hombro. “¿Cómo te encuentras?” pregunté, porque sabía que solía encontrarse mal cuando se alimentaba. Aún podía pasar.

Me recompensó con una enorme sonrisa. “Bien. Genial. Feliz. Puede que un poco cansada, pero me siento como si…”

“Lo capto” me reí. Maldita sea, deseaba… deseaba que fuera así cuando… Nada de eso importaba. Nunca más. Incliné la cabeza y cogí mechones de su pálido cabello, extendiéndolos sobre la almohada. Me gustaba cómo se veían así. “Desearía que te sintieras después así.” Dije, más para mí mismo “Pero no lo harás.”

Mi mirada recorrió toda la extensión de su largo cabello. “Vas a odiarte después, incluso aunque no le hayas hecho daño a esa mujer. Para ella, será como tener una increíble resaca después de una mala noche de fiesta. Y no echará en falta la pequeña parte de su alma que ha perdido. No es como si echase en falta todas las partes de su alma que voluntariamente entregó con cada atroz pecado que ha cometido.” Una fuerza invisible se asentó sobre mis hombros mientras la observaba. Tenía nombre. Culpa. Qué mierda de sentimiento, me percaté. “No pretendía que te pasara esto cuando te traje aquí. Sucky e Inky deberían haberse mantenido alejados de ti. Me debería haber asegurado de ello.”

Respiré profundamente. “Sólo quería que vieras cómo la otra mitad vive. No esos bastardos. Ellos son malas noticias, pero no… no todos somos como ellos. Quería que lo vieras. Quería que vieras que lo que hay dentro de ti…” bajé la mano, tocando con la punta de mi dedo el centro de su estómago. “No es mala, no importa lo que ese líder gilipollas de tu clan diga o cómo te haga sentir.”

“Lo mismo digo.” Replicó de inmediato.

“¿Qué significa eso?”

Alzó su mano y me golpeó con su dedo en el pecho. “No eres tan malo como crees que eres. Eres capaz de actos de gran bondad.”

Resoplé. “Estás borracha.”

“No lo estoy.” Su golpeteo se convirtió en un empujón. “Has hecho cosas que muchos humanos con alma no harían. Tú…”

La cogí de la muñeca, apartando su mano. “Todo lo que he hecho ha sido por razones meramente egoístas. Confía en mí.” No tenía ni idea. Como ahora. Podría haberla llevado a casa. Podría haber llamado a Zayne. Pero la subí aquí, con la excusa de mantenerla a salvo, pero era egoísta. Incluso Cayman lo había visto.

Con un estallido de fuerza, tiró de mi brazo, empujándome hacia abajo y tuve que agarrarme antes de caer sobre ella. Estábamos muy cerca, y una pequeña sonrisa cruzó mis labios cuando la cabeza de Bambi apareció en su hombro. Echaba de menos a esa maldita serpiente, pero me gustaba la idea de que una parte de mí fuera parte de ella ahora. Alcé la mirada a la suya.

“Bésame” dijo.

Que me hubieran golpeado en la cara habría sido más fácil de manejar. Me tensé ante la inmediata respuesta de mi cuerpo. “Layla…”

Tiró de mi brazo de nuevo, y la dejé – la dejé acercarme, tan cerca que cuando dijo esa palabra de nuevo, nuestros labios prácticamente se tocaban. “Bésame.”

Cerré los ojos. “No tienes ni idea de lo que estás pidiendo.”

“Sí lo sé”

Necesitaba poner algo de espacio entre nosotros. No podría resistirlo más. Yo no era bueno. No era ni siquiera humano. Iba en contra de mi naturaleza. Podría funcionar por poco tiempo. “No lo sabes. Eres realmente…”

Layla me dio la vuelta – realmente lo hizo. Estaba tan alucinado cuando caí sobre mi espalda, la cama saltando debajo de mí por la fuerza. Antes de que pudiera parpadear, pasó una pierna por encima de mi cadera y me atrapó, con sus manos presionando mi pecho.

Su peso y dónde decidió sentarse envió un ramalazo de puro deseo a través de mis venas. Abrió un agujero en mi pecho, presionó mi corazón y me robó el aire. La tomé de las caderas, la alcé y acabé sosteniéndola así.

“Dios.” Eché la cabeza hacia atrás. “Me gustas, me gustas mucho así.”

“Entonces, ¿cuál es el problema?”

Layla movió las caderas mientras recorría con sus dedos mi estómago desnudo, y solté un gemido. ¿Qué problema había? Hice más fuerza. “No puedo pensar en ninguno ahora mismo.”

“Bien.” Bajó la cabeza.

El sentido común regresó en ese momento. La cogí de las muñecas, usando sus brazos para sostenerla. Las palabras dolían “Esto… esto no va a pasar, nena.”

Intentó acercarse más, pero la mantuve a distancia. Parte del aturdimiento desapareció de su expresión. “¿No me… no me deseas?”

No podía más.

Girando las tornas, la tumbé de espaldas y la seguí, estirando sus brazos por encima de su cabeza. “¿Que no te deseo?” presioné la parte inferior de mi cuerpo entre sus piernas, mostrándola y haciéndola sentir lo que deseaba. “Creo que conoces la respuesta a eso”

Sus mejillas se sonrojaron.

Este… este había sido un mal movimiento. Enredó una de sus piernas alrededor de la mía, y eso nos puso más cerca. Explotaron chispas por toda mi piel y volví a gemir. Ella iba a ser mi destrucción total.

Pero sería una muerte a la que me lanzaría yo mismo.

“Te deseo tanto que es un hambre que me carcome constantemente. No desaparece.” Bajé mi cabeza hasta su cuello, inhalando con fuerza. “No tienes ni puta idea.”

“Entonces haz algo al respecto.” Susurró.

Alcé la cabeza y mi pecho subió y bajó rápidamente. “Layla… por favor…” No sabía qué estaba rogándole que hiciera. ¿Parar? ¿Actuar?

Layla actuó.

Se estiró y sus labios rozaron los míos. Eso fue todo. Una suave caricia, y mi control estalló como una goma que se estira demasiado. Mi boca estaba sobre la suya antes del siguiente latido y la besé como había estado muriendo por hacer desde el momento en que salí de aquél agujero del infierno.
La besé. La saboreé y ella me saboreó a mí mientras deslizaba mi mano por su brazo y después por su costado. Mis dedos encontraron su camino por debajo del borde de su camisola. La sensación de su piel desnuda fue como el lametazo de unas llamas. Se movió debajo de mí, con ambas piernas rodeándome mientras alzaba las caderas. La sensación me golpeó. No tenía sentido y estaba lleno de placer y anticipación, pero maldita sea, corrió profundamente mientras movíamos nuestros cuerpos sobre la cama, mientras nuestras respiraciones se entrecortaban y nuestros corazones tronaban.

“Te sientes tan bien” la dije, besándola de nuevo. “Sabes demasiado bien para ser verdad.”

Hizo fuerza contra el agarre de sus muñecas, y yo sabía que quería tocarme, y yo quería tocarla mucho más. Quería quitar todo lo que nos separaba. Quería tenerla cerca y mantenerla…

Es su funeral.

Las palabras de Cayman fueron como si me hubieran derramado un cubo lleno de hielo por encima. ¿Qué demonios estaba haciendo? Layla estaba borracha. Sin mencionar el hecho de que tenía literalmente su vida en mis manos.

Me aparté de ella, rompiendo la sujeción de sus piernas.

“Roth…” se levantó, sin tener ni idea de la tentación que suponía.

“No.” Mi mano tembló cuando la levanté. “Dios, no puedo creer que esté diciendo esto, pero no te acerques más. No te muevas.”

Me levanté y me aparté de la cama, pasándome las manos por el pelo. ¿Qué estaba haciendo? Era un demonio. Hacía lo que quería y Layla… ella me deseaba, borracha o no, estaba hambrienta de mí tanto como yo me moría por ella. Bajando los brazos, miré por encima del hombro. Su camisola se había levantado por encima de su sujetador. Se notaba que la habían besado y que quería mucho más.
Incluso aunque una parte profunda de mí clamaba por salir y tomar el control, me giré y fui al baño, cerrando la puerta de un portazo tras de mí. Mis piernas no pudieron más y me caí de culo en el suelo, con mi espalda presionando la fría puerta.

Con los ojos cerrados, la cabeza me colgaba de los hombros, mis brazos sin fuerza sobre mis rodillas. La mayor parte de los días ya no sabía lo que era o quién era, pero sabía una cosa. Como… como Zayne, haría cualquier cosa para protegerla. Ya lo había hecho.

Había renunciado a ella… y no podía olvidarlo, no importaba cuánto me matase hacerlo.

¿Qué os ha parecido?
Enamorada me tiene Roth 
♥♥♥

*perdonad los más que probables errores de traducción. Lo hago lo mejor que puedo...jejeje*




Traducción: Bella Carstairs
Fuente: Jennifer L. Armentrout.